jueves, 12 de julio de 2018

Abuela. (Poesía)

Abuela,
te fuiste tan rápido que no pude despedirte.
Con tus alas te fuiste y me quedó pendiente,
poder darte un abrazo,
tal vez charlar un rato.
Abuela,
te fuiste tan rápido...
porque siempre es demasiado pronto
para despedir a quien amamos.
En aquel momento impreciso
en que tus sueños se fragmentaron,
y tus pensamientos se desvanecieron,
tal vez llevados por el viento,
fue que yo te pude ver...
pero llegué tarde,
porque ya con tus alas habías volado.
Aunque ella estaba allí
con su mirada perdida,
ya mi abuela había partido,
había ya volado.
Ella no pudo esperarme.
Allí solo se encontraba su sombra,
apenas, el pálido reflejo de lo que había sido,
y aún resonaba en el ambiente el eco de su voz,
el sonido de su risa,
mientras todos allí la cuidaban.
Porque ya mi abuela no estaba,
ya mi abuela se había ido.




En viernes santo. (Poesía)

En viernes santo vos no comés asado.
No cometés pecado.
No sos tacaño.
Rezás a todos los santos
para que no te caiga el mazazo
de mano de tu esposa,
cuando descubra el engaño.
En viernes santo besás a tus niños,
y les das muchos abrazos
mientras los reventás a palos
el resto del año.
Pero en viernes santo vos no comés asado.
Y no te perdés la misa
la del gallo, o la de no sé cuánto.
Y no comés bife
pero tenés a los bifes a tu familia,
los demás días del año.
En viernes santo vos no comés carne.
Amás a todo el mundo,
y los tratás como hermanos,
hasta que pasan los días santos,
y pronto volvés a las andadas,
con renovados engaños.
Pero en viernes santo, eso si;
vos seguro, no comés asado.